La salud dental, un escudo para el cerebro y el corazón

10.11.2013 14:20
 

Los dientes y encías sanos frenan la progresión de la arterioesclerosis, conocido factor de riesgo de enfermedades cardíacas y ACV.
 
Tener una linda sonrisa y dientes sanos es siempre algo bello y no sólo desde el punto de vista estético. La higiene dental y oral tiene de hecho el mérito de mantenernos lejos del torno del dentista, por ejemplo. Pero encierra algo más, mucho más.

Según un nuevo estudio, cuidar los dientes pero también, y sobre todo, las encías -muchas veces olvidadas-, puede protegernos de enfermedades temibles como la arterioesclerosis (endurecimiento y contracción de las arterias) y las dolencias cardíacas.

En este sentido, investigadores de la Mailman School of Public Health de la Universidad de Columbia demostraron por primera vez que apenas mejora la salud de las encías, la progresión de la arterioesclerosis se vuelve más lenta de modo clínicamente significativo.

Los científicos recuerdan entonces que la arterioesclerosis, con la acumulación de la placa, es un conocido factor de riesgo de enfermedades cardíacas en general, infarto, ACV y muerte precoz.

Para esta investigación, el equipo de científicos comprometió y siguió de cerca a 420 adultos que formaban parte del estudio Oral infections and Vascular Disease Epidemiology Study (INVEST). Todos los participantes fueron examinados en base a la infección periodontal y se les tomaron 5.008 muestras de placa de distintos dientes, debajo de las encías, para analizar después 11 cepas bacterianas relacionadas con la enfermedad periodontal y 7 bacterias de control.

En especial, se tomaron muestras del fluido concentrado alrededor de las encías a fin de evaluar la presencia y niveles del biomarcador de la inflamación, llamado Interleuchina-ibeta. La presencia por el otro lado de la arteriosclerosis en las arterias carótidas se midió utilizando ultrasonido de alta resolución.

Durante el transcurso del seguimiento, que duró tres años y medio, los investigadores descubrieron una relación entre la salud de las encías, las bacterias relacionadas y el grosor intimo-medial o íntima media (IMT) de las arterias.

Se descubrió concretamente que el mejoramiento de la salud oral y de las encías, y una reducción del porcentaje de las baterías específicas vinculadas con la enfermedad periodontal, estaban relacionados con un avance más lento del grosor intimo-medial. Por el contrario, el empeoramiento de las infecciones periodontales hacía aumentar de forma paralela la progresión del IMT.

Los resultados finales del estudio se publicaron en la versión online del Journal of the American Heart Association, y fueron ajustados para tener en cuenta eventuales factores confusos como los niveles de colesterol en sangre, el hábito de fumar, la diabetes y el BMI (Indice de Masa Corporal) que son todos factores de riesgo para las enfermedades cardíacas.

Los datos mostraron que había una diferencia de 0,1 milímetros en la modificación del IMT durante los tres años de observación en los participantes que habían registrado un empeoramiento de su salud periodontal. Este cambio de 0,1 mm puede parecer poco importante, pero un aumento anual de 0,33 mm en el IMT carótideo (que equivale a 0,1 mm en tres años) hace aumentar 2,3 veces el riesgo de accidentes coronarios.

“Cuando se trata de la arteriosclerosis -subraya la profesora Tatjiana Rundek, de la Universidad de Miami y coautora del estudio- una declinación de milímetros en el espesor de la carótida es un problema grave”.

“Estos resultados son importantes -explica el doctor Moise Desvarieux, autor principal del estudio y profesor adjunto de Epidemiología en la Mailman School- porque la arteriosclerosis progresa de forma paralela a la enfermedad periodontal clínica y a las bacterias de las encías. Esta es la prueba ulterior y más directa de que la modificación en el perfil bacteriano periodontal puede jugar un papel importante en la prevención o atraso de la enfermedad”.

Por ello es que es tan importante prestar atención también a la salud de las encías y no sólo tener dientes espléndidos, tal vez, pero con un submundo de bacterias dañinas en acción.

 

Fuente: ElClarin