MANEJO DE PACIENTES CON HEPATITIS
HEPATITIS VIRAL
Aunque se han reportado varios virus hepatotrópicos convencionales responsables de la hepatitis viral, han sido descritos 7 tipos principales de hepatitis de origen viral y son: de tipo A, B, C, D, E, F Y G. La hepatitis tipo B parece tener la mayor repercusión odontológica, aunque la C tiene muchos rasgos en común con ella, la hepatitis tipo A es la más frecuente y a la vez, la más benigna, es poco agresiva y no deja secuelas, muy por el contrario con lo que acontece con la hepatitis tipo B.
Todos los virus hepatotrópicos tienen la capacidad de desarrollar infección aguda del hígado pero sólo las B, C y D ocasionan formas crónicas de enfermedad
1.1. COMPLICACIONES ORALES
La única complicación oral asociada con la hepatitis es la posibilidad de hemorragias en los casos de lesión hepática importante. Antes de llevar a cabo cualquier tipo de cirugía debe comprobarse el tiempo de protrombina para asegurarse de que es inferior a dos veces el normal (valor normal: 11-14 segundos). Si fuera superior a 28 segundos, existe la posibilidad de hemorragia postoperatoria grave. En este caso deben evitarse procedimientos quirúrgicos extensos. Si se requiere cirugía, hay que comentar con el médico la posibilidad de administrar una inyección de vitamina K, que normalmente corregirá el problema. También es aconsejable controlar el tiempo de hemorragia para comprobar la función plaquetaria, ya que la lesión hepática puede producir una reducción del recuento plaquetario. El tiempo de hemorragia debe ser inferior a 7 minutos. Los valores que excedan de 20 minutos pueden necesitar reposición plaquetaria previa a la cirugía y deben comentarse con el médico del paciente.
1.2. MANEJO DENTAL DEL PACIENTE
§ Un paciente con antecedentes de algún tipo de hepatitis viral, en particular la de tipo B, obliga al clínico dental a indagar sobre tres aspectos fundamentales:
o Confirmación del diagnóstico.
o Daño hepático acumulado, condición funcional.
o Condición hepática, metabólica y hemostática, y potencial infectante.
1.2.1. REPERCUSIONES EN EL MANEJO ODONTOLÓGICO Y LA CONDICIÓN BUCAL
En los casos de hepatitis viral aguda debe obrarse con cautela debido al riesgo de infección, por lo que el manejo sintomatológico de urgencias dentales estará indicado en lugar del tratamiento típico. En la fase preictérica, el paciente puede sólo presentar signos inespecíficos de afección gastrointestinal como náusea, vómito anorexia, dolor músculo-articular, malestar y fiebre, lo que puede encubrir al no haber cambios característicos bucales, el diagnóstico de hepatitis y exponer al dentista, a su personal y a otros pacientes al contagio por algún tipo de hepatitis viral. La fase ictérica presenta cambios de coloración en piel y mucosa observándose amarillentas (piel cobriza en personas morenas).
En la fase de convalecencia o posictérica se observa la desaparición de la mayor parte de los síntomas, pero la hepatomegalia y una función hepática anormal pueden persistir por más de cuatro meses, que es el período común de recuperación clínica y bioquímica, esto obliga a descartar la persistencia de seropositividad de BSA cuando no se dispongan de datos específicos sin importar el lapso que hubiera transcurrido desde el inicio de la enfermedad, así involucre años. La determinación del estado de portador crónico es fundamental para la práctica clínica dental. Además debe considerarse que la disfunción hepática, cualquiera que sea su origen, puede llevar a eventos hemorrágicos espontáneos o provocados.
1.2.2. CONSIDERACIONES Y RESTRICCIONES DURANTE LA CONSULTA
Medidas antes y durante el tratamiento:
1. Es preferible estar inmunizado y usar ropa de tipo quirúrgico desechable.
2. Escoger horarios de poca actividad en el consultorio o restringir la actividad clínica en él.
3. Restringir el área de trabajo, preparando anticipadamente lo requerido para el acto operatorio:
a. Instrumental, material y equipo.
b. Elementos para limpieza y desinfección.
c. Implementar técnicas de barrera.
4. Extremar técnicas de barrera en pacientes, operadores y área operatoria (piso, sillón, mangueras, lámparas y unidad dental). Emplear la mayor cantidad de material e instrumental desechables.
5. Programar el mayor número de procedimientos posibles por sesión. Reducir al máximo el número de sesiones de tratamiento.
6. Uso de succión quirúrgica y/o dique de hule.
7. Preparar gasas y toallas humedecidas con material desinfectante para limpieza de instrumental, área de trabajo y eliminación de contaminantes.
8. Evitar autopunciones y daño tisular. En tal caso desinfecte y aplique suero hiperinmune.
Medidas después del tratamiento:
1. Colocar en una bolsa identificable (doble bolsa), todo el material desechable. Usar contenedores rígidos para desechar instrumentos punzocortantes.
2. Entregar dicha bolsa a un hospital u otro centro autorizado en la localidad para su incineración. Esterilice contenedores rígidos en autoclave antes de disponer de ellos.
3. Sumergir el instrumental utilizado en desinfectante concentrado (de preferencia glutaraldehido). Después de un tiempo suficiente de desinfección: limpiar y esterilizar.
4. Desinfectar el área operatoria: pisos, mobiliario.
5. Las manos deben ser protegidas con guantes, de preferencia de uso pesado para la ejecución de las tareas anteriores. Finalmente las manos deben ser desinfectadas con jabones a base de clorhexidina u otro desinfectante potente.